Suecia

1 09 2007

LA NAVIDAD EN SUECIA

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 NOCHEBUENA 

Los aguinaldos están ya colocados bajo el árbol iluminado, las velas lucen por todas partes y en la mesa está ya puesto el bufé smörgåsbord con todos los platos clásicos: jamón navideño, salchichas de carne de cerdo cocida, gubbröra (revuelto de anchoa, cebolla y huevo cocido duro, entre otras cosas), ensalada de arenque, arenques marinados, paté de hígado casero, vörtbröd (pan hecho con mosto de cerveza), patatas y lutfisk. El jamón debe cocerse primero y, después, asarse a la parrilla una vez recubierto con una mezcla de huevo, pan rallado y mostaza. El lutfisk es bacalao seco macerado en agua y sosa hasta que se hinche.                                                                                                       Cuando todos han comido hasta quedar satisfechos, llega el gnomo en persona para desear a los presentes una Feliz Navidad. 

NOCHEVIEJA

 Después de haber celebrado la Navidad con familias nuevas y viejas, parientes y nuevos familiares por casamiento, al llegar el Año Nuevo, los suecos quieren estar con sus amigos.No hay inconveniente en que la celebración navideña sea de corte familiar tradicional, pero el Año Nuevo debe ser más lujoso, frívolo, internacional y moderno. En los mercados, los clientes de última hora compiten por los pocos bogavantes y por la última caja de ostras que quedan.Luego, en casa, se procede a reducir salsas, caramelizar cáscaras de naranja y poner la mesa con la vajilla más fina. La gente se viste bien con ropa recién comprada y, de una forma rara, consigue siempre olvidarse del clima imperante fuera del hogar. Sin embargo, las medias y los zapatos de tacón alto ya no sirven de nada en pleno invierno.Ya sentados a la mesa los comensales, se discute sobre el año que se va y también sobre el que se avecina. Se manifiesta la intención de mejorar y, al sonar las doce campanadas, se hacen las promesas de Año Nuevo: una costumbre sueca. Al igual que otras festividades suecas, la de Año Nuevo ha llegado a caracterizarse por la oferta recurrente de los medios de comunicación.Así, desde Skansen, museo al aire libre situado en Estocolmo, se emiten en directo todos los años la recitación de una poesía de Año Nuevo y las doce campanadas. Hay personas que se sienten más seguras celebrando el fin de año delante de la tele en sus cuartos de estar.
 
No obstante, como ya se ha indicado, son muchas las que prefieren el frío de esa noche. Si no se tiene la suerte de vivir en un piso urbano con buena vista, al aproximarse la medianoche se acude a espacios abiertos donde poder disparar los fuegos artificiales propios y contemplar a hurtadillas los de otros.
Y allí está la gente: arropada, con recogimiento, y mirando al horizonte donde todo chisporrotea y crepita, independientemente de que tenga de fondo pinos dispersos o casas altas. 

COSTUMBRES 

 En Suecia todo comienza el 1 de diciembre con el «adventskalender». Cada día que pasa hay que abrir una de las ventanitas del calendario para contar cuántos días quedan para la Navidad. Detrás de cada ventana suele haber una chocolatina para los niños o algún versículo de la Biblia para los adultos.L

a Navidad sueca es una ensalada de costumbres nacionales y extranjeras, aunque reinterpretadas, refinadas y comercializadas en su largo camino desde la sociedad agraria hasta los tiempos modernos.

El 13 de diciembre tiene lugar una de las tradiciones navideñas más bellas de Suecia. Se celebra en todo el país, pero la más espectacular sucede en Estocolmo. A las cuatro de la tarde, 10.000 jóvenes vestidas con largas túnicas blancas y una corona de velas avanzan lentamente en procesión por las calles de la capital sueca. De manera simbólica iluminan el frío y oscuro invierno. De acuerdo con esta costumbre, Lucía, reina de la luz, y su cortejo invitan a café y galletas de jengibre antes del amanecer.

Jultomte, la versión luterana de Santa Claus, es el encargado de dar los regalos a los niños que se han portado bien el día 24 por la tarde. Como agradecimiento, los niños le dejan un plato de gachas.

En la actualidad, la mayoría de los suecos celebran la Navidad aproximadamente de la misma forma, y muchas de las costumbres y especialidades locales han desaparecido, pero cada familia quiere hacer valer que celebra una Navidad propia y auténtica.Los manjares que se comen, pueden aún variar según la zona del país donde se viva o de donde se proceda, aunque también en ese aspecto se ha producido una homogeneización, debido en gran parte a la oferta homogénea de productos semiacabados que hacen los grandes almacenes. Pocos son los que tienen tiempo para salar el jamón navideño y para embuchar ellos mismos las salchichas de carne de cerdo cocida.

El periodo de vacación navideña en Suecia es relativamente largo y abarca por lo regular hasta una semana ya entrado el mes de enero. Una vez pasada la Nochebuena, se inician una serie de visitas agradables –o para algunos más de carácter obligatorio– a familiares y amigos.Por lo general, los suecos abrigan grandes esperanzas respecto a la celebración de las fiestas navideñas. Así, por ejemplo, debe haber nieve pero no debe estar nevando, todos los miembros de la familia deben estar sanos, el jamón navideño debe estar jugoso y tener buen sabor, los regalos deben ser muchos, los hijos deben quedar satisfechos y portarse bien, y el hogar debe ofrecer un ambiente cálido y luminoso.

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Para ello, todos ponen su mejor granito de arena, y es posible que los suecos tengan unas condiciones especialmente buenas para ello. Las numerosas velas contrastan bien con la oscuridad invernal, las casitas rojas resaltan más bellamente enmarcadas en la blanca nieve, y los abetos se yerguen oscuros y graves en las lindes del bosque. El gnomo se esconde a la vuelta de la esquina y la estrella polar palpita en la bóveda celeste nocturna.

 ¿El árbol de Navidad perfecto?

Un día antes de la Nochebuena, el sueco se echa a la calle para tratar de encontrar el árbol de Navidad perfecto en algún punto de venta. Esa es una tarea muy seria: el abeto es el símbolo mismo de la Navidad, y tiene que ser un ejemplar homogéneamente tupido y recto.

Los habitantes de las ciudades compran el abeto en la plaza, mientras que los que viven en el campo, lo cortan personalmente en sus propias tierras. Muchos creen que, según el derecho consuetudinario de acceso libre a la naturaleza, pueden ir a cortar un abeto en cualquier bosque, pero la cosa no es precisamente así. El abeto es abatido con un hacha, una sierra o –como en la zona occidental de la región de Värmland, junto a la frontera con Noruega– con escopeta. Pero no es recomendable.

La tradición familiar determina la forma de adornar el abeto. Algunas familias lo visten con banderas; otras, con espumillones y bolas de distintos colores. La mayoría utiliza iluminación eléctrica, para evitar el riesgo de incendio.

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El hogar en sí se adorna también con tapices con motivos que representan gnomos y paisajes invernales, manteles con dibujos navideños, candelabros, gnomos y angelitos. Además, la presencia de los jacintos envuelve con su fuerte fragancia el ambiente de las habitaciones.A las tres de la tarde, toda Suecia está pendiente de la tele. A esa hora comienza una cabalgata de viejos filmes de Disney que se reponen desde la década de 1960, pero de los que, a pesar de todo, ningún sueco parece cansarse. Sólo después puede comenzar la celebración.

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